“La Sociedad de Socorro fue fundada por el profeta José Smith el 17 de marzo de 1842, en Nauvoo, Illinois... con el objetivo de ‘aliviar al pobre, al destituido, a la viuda y al huérfano, y de realizar todo acto de benevolencia’ ( “Bajo la dirección del obispo, las hermanas de la Sociedad de Socorro ayudan a resolver las necesidades temporarias y las de larga duración, entre ellas las relacionadas con la educación [incluida la alfabetización], la salud, el empleo, el almacenamiento en el hogar, la administración de recursos y la fortaleza social, emocional y espiritual” (Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, pág. 234).
“El obispo es el agente del almacén [del Señor y]... distribuye las ofrendas de los santos entre los pobres y los necesitados. Los quórumes del sacerdocio y la Sociedad de Socorro lo ayudan en la tarea” (Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, pág. 309).
La presidencia de la Sociedad de Socorro de barrio:
1. Como miembros del comité de bienestar de barrio, la presidencia de la Sociedad de Socorro de barrio proyecta cómo prevenir y satisfacer las necesidades de bienestar de los miembros del barrio. La presidenta de la Sociedad de Socorro debe sugerir puntos que se deben tratar durante las reuniones del comité de bienestar de barrio y estar preparada para analizar las cuestiones e inquietudes que surjan en el mismo (véase Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, págs. 383--384).
2. La Sociedad de Socorro ayuda al obispo al instruir a las hermanas sobre las doctrinas, los principios y las destrezas relacionados con el bienestar, durante las reuniones dominicales; las reuniones de superación personal, de la familia y del hogar; y por medio de las maestras visitantes (véase Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, págs. 234 y 245). Por ejemplo, las líderes de la Sociedad de Socorro deben ayudar a las hermanas a entender:
a. Que el almacén del Señor “se establece cuando los miembros fieles consagran al obispo su tiempo, sus talentos, sus habilidades, su servicio caritativo, sus bienes materiales y dinero” (Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, pág. 309; véase también D. y C. 42:29--36; 78:3--7, 13--14; 82:14--19).
b. Que la ayuda organizada de bienestar que pueda brindar la Iglesia no reemplaza al cuidado personal y caritativo que las personas deben dispensarse unos a otros.
3. La presidenta de la Sociedad de Socorro ayuda al obispo a evaluar las necesidades de las familias y de las personas del barrio y sugiere formas de satisfacerlas. El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “Es imperioso que los obispos trabajen en estrecha colaboración con las presidentas de la Sociedad de Socorro en la administración del bienestar de la Iglesia.
Eso se realiza normalmente en la reunión mensual del comité de bienestar de barrio o, en ocasiones, en la reunión de consejo de barrio. Pero surgen emergencias, o podrán presentarse circunstancias en las que sea necesario una mayor confidencialidad, y, en esos casos, el obispo y la presidenta de la Sociedad de Socorro deben consultarse entre sí.
Cuando haya necesidades materiales en una familia, la presidenta de la Sociedad de Socorro es la persona mejor capacitada para ir al hogar en cuestión y evaluar las necesidades de la familia” (“El permanecer firmes e inquebrantables”, Reunión mundial de capacitación de líderes, 10 de enero de 2004, pág. 22).
4. A fin de evaluar las necesidades de bienestar, el obispo puede asignar a la presidenta de la Sociedad de Socorro para que visite en sus hogares a las familias o las personas necesitadas. Cuando realice ese tipo de visitas, denominadas “visitas de evaluación de las necesidades de una familia”, la presidenta debe ceñirse a las pautas descritas en el Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, páginas 251--252, incluidas las siguientes:
a. “A fin de prepararse para hacer las visitas de evaluación de las necesidades de una familia, la presidenta de la Sociedad de Socorro debe buscar la orientación del Señor. La guía más segura en la tarea de brindar ayuda la constituye el Espíritu del Señor”.
b. “Al hacer la presidenta las preguntas durante las visitas, escucha con el corazón y permite que la hermana exprese tanto sus sentimientos como sus necesidades. Ayuda a cada una de las hermanas a mantener su percepción de su propia valía al ayudar a los miembros de la familia a ayudarse a sí mismos”.
En caso necesario, revise las siguientes precauciones de seguridad a las que deben ceñirse los líderes siempre que visiten los hogares de los miembros:
• Fije una cita para realizar la visita y lleve a alguien consigo.
• Dígale a alguien a dónde se dirige.
• Sea consciente de las posibles condiciones peligrosas o de inseguridad.
5. La presidenta de la Sociedad de Socorro puede preparar el impreso: Pedido del obispo: alimentos y mercaderías (33585 ó 31422) para que éste lo revise y lo firme. La presidenta debe remitir al obispo cualquier problema con el que se encuentre al trabajar con las personas receptoras de la ayuda, a fin de que se solucionen.
6. Bajo la dirección del obispo, la Sociedad de Socorro ayuda a los miembros a hallar soluciones a largo plazo para sus necesidades y a hacer planes para alcanzar la autosuficiencia (véase Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, págs. 310--311).
“El obispo es el agente del almacén [del Señor y]... distribuye las ofrendas de los santos entre los pobres y los necesitados. Los quórumes del sacerdocio y la Sociedad de Socorro lo ayudan en la tarea” (Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, pág. 309).
La presidencia de la Sociedad de Socorro de barrio:
1. Como miembros del comité de bienestar de barrio, la presidencia de la Sociedad de Socorro de barrio proyecta cómo prevenir y satisfacer las necesidades de bienestar de los miembros del barrio. La presidenta de la Sociedad de Socorro debe sugerir puntos que se deben tratar durante las reuniones del comité de bienestar de barrio y estar preparada para analizar las cuestiones e inquietudes que surjan en el mismo (véase Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, págs. 383--384).
2. La Sociedad de Socorro ayuda al obispo al instruir a las hermanas sobre las doctrinas, los principios y las destrezas relacionados con el bienestar, durante las reuniones dominicales; las reuniones de superación personal, de la familia y del hogar; y por medio de las maestras visitantes (véase Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, págs. 234 y 245). Por ejemplo, las líderes de la Sociedad de Socorro deben ayudar a las hermanas a entender:
a. Que el almacén del Señor “se establece cuando los miembros fieles consagran al obispo su tiempo, sus talentos, sus habilidades, su servicio caritativo, sus bienes materiales y dinero” (Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, pág. 309; véase también D. y C. 42:29--36; 78:3--7, 13--14; 82:14--19).
b. Que la ayuda organizada de bienestar que pueda brindar la Iglesia no reemplaza al cuidado personal y caritativo que las personas deben dispensarse unos a otros.
3. La presidenta de la Sociedad de Socorro ayuda al obispo a evaluar las necesidades de las familias y de las personas del barrio y sugiere formas de satisfacerlas. El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “Es imperioso que los obispos trabajen en estrecha colaboración con las presidentas de la Sociedad de Socorro en la administración del bienestar de la Iglesia.
Eso se realiza normalmente en la reunión mensual del comité de bienestar de barrio o, en ocasiones, en la reunión de consejo de barrio. Pero surgen emergencias, o podrán presentarse circunstancias en las que sea necesario una mayor confidencialidad, y, en esos casos, el obispo y la presidenta de la Sociedad de Socorro deben consultarse entre sí.
Cuando haya necesidades materiales en una familia, la presidenta de la Sociedad de Socorro es la persona mejor capacitada para ir al hogar en cuestión y evaluar las necesidades de la familia” (“El permanecer firmes e inquebrantables”, Reunión mundial de capacitación de líderes, 10 de enero de 2004, pág. 22).
4. A fin de evaluar las necesidades de bienestar, el obispo puede asignar a la presidenta de la Sociedad de Socorro para que visite en sus hogares a las familias o las personas necesitadas. Cuando realice ese tipo de visitas, denominadas “visitas de evaluación de las necesidades de una familia”, la presidenta debe ceñirse a las pautas descritas en el Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, páginas 251--252, incluidas las siguientes:
a. “A fin de prepararse para hacer las visitas de evaluación de las necesidades de una familia, la presidenta de la Sociedad de Socorro debe buscar la orientación del Señor. La guía más segura en la tarea de brindar ayuda la constituye el Espíritu del Señor”.
b. “Al hacer la presidenta las preguntas durante las visitas, escucha con el corazón y permite que la hermana exprese tanto sus sentimientos como sus necesidades. Ayuda a cada una de las hermanas a mantener su percepción de su propia valía al ayudar a los miembros de la familia a ayudarse a sí mismos”.
En caso necesario, revise las siguientes precauciones de seguridad a las que deben ceñirse los líderes siempre que visiten los hogares de los miembros:
• Fije una cita para realizar la visita y lleve a alguien consigo.
• Dígale a alguien a dónde se dirige.
• Sea consciente de las posibles condiciones peligrosas o de inseguridad.
5. La presidenta de la Sociedad de Socorro puede preparar el impreso: Pedido del obispo: alimentos y mercaderías (33585 ó 31422) para que éste lo revise y lo firme. La presidenta debe remitir al obispo cualquier problema con el que se encuentre al trabajar con las personas receptoras de la ayuda, a fin de que se solucionen.
6. Bajo la dirección del obispo, la Sociedad de Socorro ayuda a los miembros a hallar soluciones a largo plazo para sus necesidades y a hacer planes para alcanzar la autosuficiencia (véase Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 2, págs. 310--311).
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